Hasta ahora, siempre había trabajado en centros de primaria y en centro específico de educación especial, pero este año estoy con los mayores... Bueno mayores mayores por decir algo porque la verdad que mis alumnos de primero de ESO tienen entre 12 y 14 años y aun son muy niños en algunos aspectos. Lógico.
El caso es que hay dos de ellos que aunque son muy lindos y buenos alumnos, no tienen ningún interés por aprender, por estudiar, por hacer los deberes... Se nota que en el aula de apoyo se sienten a gusto, cómodos, felices, porque no sólo damos las materias y riiiiiing a otra cosa mariposa. Si no que intento ir más allá, conocerlos, que participen, aprendemos de la forma más lúdica que sé, etc.
A pesar de esto, ellos no quieren hacer nada...
Ayer les estuve explicando la metáfora de "El autobús de la vida" y la voy a compartir con vosotros.
Ante la queja de uno de ellos de que tal o cual profe es muy rígido, que le tienen manía, etc. les dije que la vida es como un camino que recorremos en autobús.
¿Porqué un autobús? No es un coche, ni moto, ni bici, porque en la vida vamos acompañados de mucha gente, y tanta gente sólo cabe en un autobús. ¿Quién conduce ese autobús? Les dije: Tú.
Cada uno conduce su propio autobús y el camino es la vida.
Les expliqué que yo me he subido a su autobús este año (porque sólo voy a estar con ellos este curso) y que yo me sitúo a su lado guiando pero no conduciendo, ayudando pero no dirigiendo.
Que son ellos los que deben cambiar el rumbo que llevan porque si no el camino que les espera es peor.
Que a veces parece que no escuchan los consejos porque ponen "la música" muy alta.
Que sus derrotas y sus victorias son suyas, no valen las excusas de el profe me tiene manía.
Que van acompañados de mucha gente en ese autobús: familia, amigos, compañeros, profesores, conocidos... pero que unas veces unos les indican a un lado y otros a otro lado, son ellos los que deben ir distinguiendo a dónde deben dirigirse.
Intenté inculcarles el valor de la responsabilidad y la madurez. El valor de saber elegir. El valor de escuchar a quienes les quieren bien, y quienes quieren lo mejor para ellos.
Después de mi charla, comenzamos un pequeño debate y fue lo mejor porque ellos mismos y sus compañeros seguían ahondando en la metáfora y poniendo mas ejemplos de, por ejemplo, los caminos que puedes seguir. Unos hablaban de caminos buenos y malos. Y yo les dije que pese a que hubiéramos recorrido mucho del camino malo, SIEMPRE SIEMPRE se puede dar un volantazo y volver a bueno con la ayuda de los copilotos que vamos con ellos.
Ojala que las palabras no caigan en saco roto, ojala que recapaciten y se pongan "las pilas". Yo no decaigo.
Un abrazo a todos, gracias por leerme, quería compartir este ratito de ayer con ustedes.
Hola Eugenia, también soy maestra de PT y muy seguidora de su blog, de sus comentarios, de sus ideas, de sus sugerencias....me gusta mucho, de verdad que sí. Y la entrada de hoy me parece estupenda, muy buena metáfora, excelente reflexión.
ResponderEliminarGracias¡¡
Estupenda metáfora. Algo se les quedará, seguro. Saludos
ResponderEliminarMe gusta mucho la metáfora que has utilizado, Eugenia. Seguro que no cae en saco roto. Un beso.
ResponderEliminarMe ha encantado la metáfora. Voy a tomarla como ejemplo para los míos y para mí misma. Enhorabuena por el blog. Un beso .
ResponderEliminarme gusto mucho su blog y comparto su situacion. soy docente de secundaria y en mi caso el 90% de la poblacion estudiantil no le interesa el estudio y crear material para secundaria lo he visto un poco complicado ya que muchos tienen lagunas de primaria. me podria aconsejar gracias
ResponderEliminarme gusto mucho su blog y comparto su situacion. soy docente de secundaria y en mi caso el 90% de la poblacion estudiantil no le interesa el estudio y crear material para secundaria lo he visto un poco complicado ya que muchos tienen lagunas de primaria. me podria aconsejar gracias
ResponderEliminarMe gustó mucho el texto "El autobús de la vida" porque aborda de manera sencilla y profunda una metáfora que todos podemos relacionar con nuestra propia experiencia. La idea de que cada uno de nosotros conduce su propio autobús es poderosa, especialmente para jóvenes en formación, porque les recuerda que, aunque están acompañados por muchos, la responsabilidad de elegir el camino adecuado es suya. Me parece valiosa la forma en que la autora, desde su rol de apoyo, no solo enseña contenidos, sino que se preocupa por inculcar valores como la responsabilidad y la toma de decisiones, algo esencial en esta etapa de crecimiento. Es admirable cómo logró que los propios estudiantes profundizaran en la metáfora, generando un debate que sin duda los llevó a reflexionar sobre sus propios caminos. Esta entrada es un hermoso recordatorio de que, aunque el camino pueda ser difícil, siempre podemos corregir el rumbo con la ayuda de quienes nos rodean.
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